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jueves, 3 de enero de 2019

La Asamblea Nacional gala dirá 'adios' a Google a partir de enero


  • Su objetivo es avanzar hacia una soberanía europea en el mundo de internet de la mano, eso sí, del buscador francés


FRANCIA.- Los 577 parlamentarios y 851 empleados del legislativo francés estrenarán con el nuevo año una vida nueva. Dejarán de usar Google como motor de búsqueda predeterminado en todos sus aparatos digitales. En su lugar utilizarán Qwant, un buscador genuinamente francés que se define a sí mismo como «el motor de búsqueda que respeta la privacidad» de los usuarios.

Las autoridades francesas sostienen que dar la espalda a Google es una manera de defenderse de los ataques informáticos que intentan robar datos sensibles de compañías privadas o instituciones. El argumento de que Qwant está mejor protegido contra este tipo de injerencias no convence a quienes creen que si el buscador francés no ha sufrido ataques es porque las presas pequeñas no resultan interesantes. «A Google no le vas a 'hackear' porque sus datos están muy bien protegidos, mientras que en los buscadores pequeños, como no tienen tanta relevancia, lo que se puede 'hackear' es nulo», dice Enrique Pérez, editor en el portal especializado Xataka.

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Más que la seguridad, el principal motivo para abandonar Google es geopolítico. La Administración gala no oculta su deseo de desembarazarse de la dependencia de una compañía extranjera y dejar de ser una colonia digital de Estados Unidos. Su objetivo es avanzar hacia una soberanía europea en el mundo de internet de la mano, eso sí, del buscador francés.

Qwant es un intento de liderar un levantamiento para hacer mella en la hegemonía de Google en toda la Unión Europea, donde su cuota de mercado es superior al 90%. El buscador, que comenzó a funcionar en 2013, tiene entre su accionariado a firmas importantes como el grupo editorial alemán Axel, el Banco Europeo de Inversiones y el grupo financiero público francés Caisse des Dépots. En 2016 procesó en todo el mundo 2.600 millones de búsquedas y cuenta con más de 50 millones de usuarios individuales al mes. No es mucho si se compara con las cifras de las búsquedas en Google, que se cuentan por billones.

Siete asociaciones de consumidores de otros tantos estados de la UE han denunciado a Google por incumplir la normativa comunitaria de protección de datos al rastrear los movimientos de millones de usuarios sin su consentimiento. El pasado mes de julio, Bruselas impuso al gigante tecnológico estadounidense una sanción de 4.340 millones de euros por el abuso de posición dominante que ejerce a través de Android, su sistema operativo móvil. Por si fuera poco, las informaciones sobre el uso fraudulento de los perfiles de 50 millones de usuarios de Facebook no han hecho sino aumentar la desconfianza de muchos usuarios hacia los grandes líderes de internet.

Las compañías que muy de lejos siguen a Google aprovechan estos recelos y se presentan como los adalides de las buenas prácticas en las redes. Es lo que hace Qwant, que insiste en que, al contrario que la tecnológica americana, no se nutre de los datos personales de los usuarios, no conserva ningún historial de navegación, no utiliza 'cookies' y no emite anuncios dirigidos basados en el comportamiento de los internautas. La empresa sostiene que se financia a través de un sistema de enlaces patrocinados y promete prohibir la publicidad no deseada.

Estas son las armas del buscador francés para arañar la piel de Google, pero quizás no sean suficientes. Puede que lograr la independencia digital sea más complicado de lo que parece. Al menos eso es lo que opina Enrique Pérez, que hace pocos meses se sometió voluntariamente a la experiencia de vivir dos semanas sin ningún servicio de Google. «No es fácil hacerlo; al final, he vuelto porque lo que tienen sus productos no te lo dan otros. Yo no podría vivir sin él», admite.

Comodidad o privacidad

Enrique Pérez probó numerosas alternativas a la empresa americana, entre ellas otros buscadores, pero, aunque reconoce que «hay muchísimos que funcionan bien», no acabó muy convencido. «Cuando pones un concepto simple todos te sirven, pero si utilizas una frase o varias palabras los otros no te dan lo que quieres. Lo que con Google tardas 30 segundos con los demás te lleva un par de minutos».

Es en esta facilidad de navegar por internet donde los usuarios se enfrentan a un dilema. «¿Hasta qué punto quieres perder comodidad para ganar en privacidad?», se pregunta Enrique Pérez. Saben que sus datos serán recopilados por Google para vendérselos a otras empresas que, en el mejor de los casos, utilizarán la información para ofrecerles todo tipo de productos, pero a muchos de ellos no parece importarles. «Cuando configuras un android no quitas la localización porque si lo pierdes lo quieres recuperar, y no borramos el historial por si tenemos que volver a alguna página», explica Enrique Dans, profesor de Innovación en IE Business School.

«Usamos todos los servicios de Google sin cuestionarnos cuánto pagamos por ello», afirma Enrique San Juan, director de la agencia digital Community Internet. El precio que pagamos somos nosotros mismos, ofrecemos nuestros datos hasta límites insospechados. «Con Google nos comunicamos de manera más franca que con nuestra pareja, le preguntamos cosas que nunca le preguntaríamos a ella», recuerda San Juan.

Si para una persona es difícil independizarse de Google, para un país no es mucho más sencillo. «Francia quiere tener un campeón local, pero la soberanía digital no es posible, al menos ahora. El sistema jurídico europeo piensa primero en todos los posibles inconvenientes y legisla sobre ellos, con lo que impide el desarrollo de la tecnología, mientras que en Estados Unidos hacen todo lo contrario: primero innovan y después legislan si aparecen problemas», recalca Dans. «Por eso -añade-, que no se pregunten angustiados por qué Google es mejor».

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Enrique San Juan tampoco cree demasiado en la independencia digital. «Google no es el malo de la película; simplemente, es el mejor, por eso los demás no tienen la oportunidad de convertirse también en malos», argumenta. En el fondo, es una cuestión de tamaño. «Si Qwant empieza a crecer -esgrime Enrique Pérez- le interesará crear un registro de usuarios y ofrecerles una experiencia más personal, como hace Google».

Quizá sea mejor hablar de ventanas de independencia. Eso es al menos lo que se deduce de las palabras de Enrique Pérez. «Será complicado que Europa se independice, pero la UE quiere abrir por ley un espacio a otras alternativas y dejar margen a la competencia». Buscadores hay muchos, solo hay que tener voluntad para probarlos, y eso a veces requiere mucho esfuerzo. «Dejar Google -dice Antonio Pérez- es como dejar de fumar».

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