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jueves, 16 de agosto de 2018

El Área de Salud de Mérida acaba de incorporar la técnica 'scalp cooling' de Oncobel


  • Se trata de un casco que enfría el cuero cabelludo durante las sesiones de quimioterapia y se ofrece en pocos hospitales públicos

ESPAÑA.- La empresa especializada en implantar el sistema de enfriamiento del cuero cabelludo, Oncobel, dió a conocer el pasado mes de mayo una herramienta que previene la caída del cabello durante el tratamiento de quimioterapia en pacientes que padecen cáncer. Ahora el Área de Salud de Mérida acaba de incorporar la técnica 'scalp cooling' en su hospital.

Tras conocer su existencia se pusieron en contacto con esta empresa que lleva esta técnica en España para adquirirlo para el hospital de la capital autonómica, el primero de Extremadura en el que se instala y uno de los pocos públicos del país.

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Según el gerente del Área de Salud de Mérida, Juan Carlos Escudero, este sistema está ampliamente desarrollado por todo el mundo. En España está extendido en la sanidad privada, pero ha llegado a muy pocos centros públicos. «No podíamos consentir que a una técnica que existe en Europa, EEUU y España, que está avalada, solo tuvieran acceso los pacientes de la sanidad privada».

Recuerda que en la primera sesión clínica que se aplicó esta técnica estuvieron presentes médicos, enfermeros y pacientes. «Todas las partes mostraron todo su apoyo y luego todo fue de corrido, pues la decisión fue muy fácil tomarla. A principios del pasado mes de julio ya disponíamos de la máquina», relata el gerente de área.

Cada año se diagnostican en España 228.000 nuevos casos de cáncer. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), uno de cada dos españoles y una de cada tres españolas tendrá algún tipo de cáncer a lo largo de su vida. Ante este panorama, dicha entidad puntualiza que “se hace necesario desarrollar herramientas que permitan a los pacientes sobrellevar la lucha contra el cáncer con la mayor fortaleza posible”.

La caída del cabello es uno de los efectos secundarios de la quimioterapia más traumático para el paciente con cáncer. Algunos llegan a compararlo con la pérdida de una mama. Algunos estudios revelan que entre el 8 y el 10 por ciento de los pacientes se plantean no recibir quimioterapia por el miedo a perder el pelo.

Para sobrellevar este tipo de circunstancia, Oncobel señala que mediante un sistema de enfriamiento del cuero cabelludo que se aplica durante las sesiones de quimioterapia y no interfiere con los fármacos que eliminan el cáncer, se evita la caída del cabello.

Para tumores sólidos

Sobre este tipo de avance tecnológico, dicha empresa indica que “sólo puede utilizarse para tumores sólidos y no líquidos, como leucemias y linfomas”. En el caso de los niños, añade que “no es aplicable, ya que el tipo de cáncer que padecen suele ser líquido”.

Este procedimiento de enfriamiento continuo del cuero cabelludo se aplica mediante un gorro de silicona con un circuito integrado por el que circula un líquido refrigerante que se conecta a una máquina que mantiene la temperatura óptima. De esta manera, el cuero cabelludo alcanza la temperatura entre 19º a 21º centígrados a nivel de la piel, provocando que los quimioterápicos no lleguen o lleguen en un bajo porcentaje a las células del folículo piloso.

El tratamiento incrementa el tiempo que el paciente deba permanecer en la sesión de quimioterapia, pues el gorro debe mantenerse puesto en cada sesión desde aproximadamente media hora antes de la infusión del medicamento, durante todo el proceso y hasta una hora y media posterior a recibir la quimioterapia.

Resultado de estudios científicos

Según varios estudios científicos y ensayos clínicos de ámbito mundial consultados por Oncobel, la efectividad de este sistema puede variar desde un 43 por ciento, en los casos tratados con fármacos más agresivos como antraciclinas, al 87 por ciento, en los menos agresivos, llegando en algunos casos hasta el 93 por ciento de los pacientes tratados.

Este procedimiento no inutiliza la acción de los quimioterápicos ni alarga los tratamientos. Por este motivo fue aprobado por la Comunidad Europea (CE) y en 2017 obtuvo la certificación de la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) al admitir su eficacia y seguridad en los tratamientos oncológicos.

Por el momento, en el hospital de Mérida se han instalado dos máquinas y los cascos se pueden aplicar a diferentes pacientes después de una exhaustiva limpieza.

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De las primeras pacientes que han decidido aplicarse esta técnica, algunas la aguantan mejor. Otras lo llevan un poco peor. No todos tienen la misma temperatura corporal, ni le afecta igual el frío, y mucho menos si se está enfermo y se tiene bajas las defensas.

Ahora, el personal sanitario del hospital espera los resultados de la nueva aplicación. Pero Escudero adelanta que seguramente serán buenos y confirma que ya se nota que a las pacientes a las que se les aplica no se les cae tanto el pelo. «Una vez que se pone la prestación en manos de los profesionales, son ellos los que tienen que ofrecérsela a los pacientes. Todo lo que tenga que ver con la humanización de la asistencia sanitaria es primordial».

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