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miércoles, 6 de junio de 2018

Los bancos chinos dejaron de enviar fondos a Venezuela debido al deterioro del país



  • Los bancos institucionales chinos no enviaron fondos a Venezuela el año pasado
  • China observa con preocupación el deterioro de la crisis económica y política venezolana




CHINA.- Beijing, a través de dos bancos oficiales, el China Development Bank (CDB) y el Eximbank, había concedido a Venezuela, préstamos por unos 62.200 millones de dólares entre 2005 y 2016, básicamente con el respaldo de suministro de petróleo. Esa cifra lo convirtió en el  principal acreedor del país caribeño. Pero, a las crecientes dificultades del gobierno de Maduro para mantener sus compromisos petroleros y hacer frente a sus obligaciones en los últimos años ante la caída del precio del crudo, se agrega el alarmante deterioro de la capacidad productiva de la empresa petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

La caída de PDVSA se debe a diversos factores concurrentes: el desplazamiento por persecución política de los estamentos técnicos de muchos años en la empresa y su reemplazo por personal no idóneo; la corrupción rampante dentro de la compañía y en distintas áreas del gobierno venezolano; la falta de inversiones en la última década y el deterioro de su situación financiera ante la caída del precio del petróleo, sumado a que los abusos antidemocráticos del régimen y su virtual default han provocado el cierre de su acceso a los mercados financieros internacionales.

Ahora, en un escenario de alza del precio del crudo, ya PDVSA se encuentra en serias dificultades para hacer frente a cargamentos de petróleo destinados a China que ha cesado de conceder nuevos préstamos a Venezuela, ante el preocupante deterioro de la crisis económica y política del país latinoamericano. De hecho, según datos de la propia empresa, en 2014 suministraba a China barriles de crudo por valor de u$s 14.371 millones, mientras en 2016 apenas pudo cubrir un tercio de esa cifra (u$s 5.803 millones).

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Por primera vez en casi una década, ni en el 2017 ni en los primeros cinco meses del 2018, los bancos institucionales chinos no prestaron nuevos créditos a Caracas. lo que resulta un indicador de la creciente preocupación del gigante asiático sobre el destino final de sus inversiones en ese país y la capacidad del Gobierno de Maduro para revertir la actual situación.

Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, en España, destaca que “cada vez con más insistencia, no pocos inversores orientales, en su mayoría públicos, alertaron al Gobierno chino de lo arriesgado de la apuesta, significando los numerosos condicionantes que pueden derivar en un escenario de caos, similar al experimentado en otras latitudes con pésimas consecuencias para los intereses de su país”.

Las inversiones chinas en Venezuela habían crecido significativamente en los últimos lustros y son cuantiosas. De hecho, los recursos invertidos superan ampliamente los préstamos otorgados por China al resto de los países de la región. Hoy, los intereses económicos chinos en ese país, superan el ámbito del petróleo y se extienden a la industria, el transporte, la agricultura, la construcción de viviendas, etc.

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Por ese motivo, es improbable que China deje caer al régimen de Maduro. Seguramente no seguirá enviando más dinero, pero los inversores chinos tienen escasos puentes tendidos hacia la oposición y una gran preocupación por asegurar el destino de la enorme inversión realizada en Venezuela.

dificultades para acompañar las alternancias, el afán de afirmación global de sus intereses que hoy determina su política exterior podría incitarle a elevar el tono de su apuesta.

Las refinerías venezolanas, están cerca del colapso. De hecho, operan a un 30% de su capacidad, en el mejor de los casos. Venezuela, por primera vez en su historia, ha tenido que recurrir masivamente a la compra de gasolina importada para cubrir su demanda interna. La producción petrolera del país está llegando a sus niveles más bajos en 70 años: 1,5 millones de barriles diarios. A finales de 1997, la producción petrolera venezolana sobrepasaba holgadamente los tres millones de barriles, y en 1970 llegó a aproximarse a los cuatro millones. En la OPEP se prevé que el desplome de PDVSA podría colocar la producción venezolana al borde del millón de barriles diarios a finales del 2018, con lo cual la ineficiente gestión bolivariana le habrá hecho perder a su país, la posibilidad de aprovechar la actual subida de precios del crudo.


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