Seat entra en el negocio de las motos eléctricas de la mano de Silence

Carlos Sotelo fundador y socio de Silence

España (EUROPA) - Hasta ahora y casi sin hacer ruido, Silence, la marca española de motocicletas eléctricas, ha estado vendiendo en nuestro país más unidades que Tesla o Nissan, dos de las grandes multinacionales mundiales que ofrecen coches 100% a baterías. Más aún, de los 10.189 coches eléctricos que se vendieron hasta octubre de todas las marcas, Silence ha comercializado ella sola 3.515 unidades de sus scooteres movidos por electricidad.

•   En los asuntos humanos, el comienzo de algo siempre parte de la firme voluntad de una persona  

Quizá por ello Seat ha presentado en el Smart City Expo World Congress de Barcelona su entrada en el negocio de las motos eléctricas de la mano de Silence. Es uno de los principales pasos del fabricante español designado por el Grupo Volkswagen como el encargado del desarrollo de sus proyectos de miocromovilidad.  

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Pero, ¿qué ha llevado a la marca de automoción que más vehículos fabrica en nuestro país a fijarse en una relativamente pequeña empresa emergente como asociada para su entrada en el mundo de las motos eléctricas? Pues casi todos los condicionantes que se estudian en las mejores escuelas de negocio del mundo como los ingredientes principales de un proyecto exitoso:

• Un empresario comprometido y que conoce el sector.
• Producto innovador, amplio conocimiento del mismo y tecnología punta.
• Un hueco de mercado para cubrir una necesidad y además en crecimiento.
• Una estrategia bien definida.
• Firme apoyo financiero.
• Escalabilidad del producto.
• Generación de un ecosistema que no sólo genere fidelización, sino más negocios asociados.  

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Carlos Sotelo, un ex dakariano al frente

En los asuntos humanos, el comienzo de algo siempre parte de la firme voluntad de una persona. En los negocios y cuando se parte de cero, como hizo Carlos Sotelo fundador y socio de Silence, esa voluntad ha de ser inquebrantable si se pretende al menos 'estar ahí'.

Claro que Sotelo en este sentido partía con la gran ventaja de su particular 'escuela' de carácter. Nada menos que haber corrido ocho París-Dakar en motocicleta — el esfuerzo físico es mayor que en el coche — habiendo quedado en tercera posición en 1996, más tres Campeonatos de España de Enduro.