- Una idea oportuna, que sufrió algunas modificaciones, dio paso a una empresa multimillonaria con grandes oportunidades de seguir expandiéndose.
En 2010, después de unas vacaciones en San Francisco, California, en las cuales conoció a varios emprendedores, Payal Kadakia, quedó con la idea de emprender un nuevo negocio. “Pensé… ‘qué tal si se me ocurre una idea’, y entonces me puse como plazo dos semanas“, afirma Kadakia. En esa época, trabajaba para el sello discográfico Warner Music en Nueva York, tenía 27 años y quería renunciar para lanzarse a conquistar un nuevo reto comercial.
Por fortuna, la idea surgió en menos de dos días. Payal ama el baile, es una bailarina de clase mundial y lo practica desde sus 3 años de edad. Apenas un año antes, (2009) Kadakia abrió The Sa Dance Company, donde se desempeña como Director Artístico en el estudio, que se centra en la danza india, así como en el movimiento inspirado en el folk indio, el clásico, el bollywood, el jazz, el ballet, la danza contemporánea, entre otros.
Para su nuevo reto, Kadakia se dio cuenta que no era fácil reservar una clase de ballet en Nueva York. “Visité seis sitios web diferentes y no pude saber qué clase era la adecuada para mí“, relata. “Había pasado una hora y aún no podía reservar nada“.
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Fue cuando le surgió la idea de crear un sitio web que recopilara en un solo lugar todas las clases de danza y gimnasia disponibles en la ciudad y le permitiera a los usuarios hacer sus reservas desde ahí. Ella cobraría una comisión a los gimnasios y centros de danza por cada clase reservada.
Así que en enero de 2011 renunció a su empleo y emprendió su proyecto. Por su puesto, hizo investigaciones del mercado durante 6 meses. Recaudó 500.000 dólares entre familiares y amigos y lanzó el sitio web llamado Classtivity.
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Inicialmente ofrecía 20 clases al mes por un monto fijo, luego lo bajó a 10 cuando percibió que muchas personas no consumían las 20 clases en ese lapso de tiempo. Los pases se venden ahora bajo un modelo de suscripción. En vez de reservar un determinado número de clases al mes, los clientes obtienen entre 25 y 100 créditos.
Paga un porcentaje por cada asistente de ClassPass a los dueños de gimnasios y organizadores de clases. Cuanto más costosa y popular es una clase, el usuario deberá usar más créditos de su ClassPass.
Así, una clase de yoga que está casi llena puede costar nueve créditos, mientras que una clase de gimnasia menos demandada, solo cuatro créditos. La popularidad de ClassPass ha crecido en los últimos años.
La empresa asegura haber realizado cerca de 60 millones de reservas de clases a través de su sitio web y de su aplicación. Además, trabaja con 14.000 gimnasios, centros de danza y otros sitios en su sistema de reservas. La compañía permite a los clientes reservar otros servicios, como: tratamientos faciales, sesiones de acupuntura y masajes.
Tiene planes de expansión integrando más servicios, como: clases de fotografía, arte y manualidades. El auge de ClassPass le ha llenado la agenda a Kadakia, quien se graduó del Instituto de Tecnología de Massachusetts en 2005 con una Licenciatura en Gestión de la Ciencia. Pero hoy en día Payal, de 35 años de edad, ha buscado tener más tiempo libre para realizar otras actividades y continuar administrando también “The Sa Dance Company“.
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