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viernes, 17 de agosto de 2018

8 restaurantes españoles en los que disfrutar de la arquitectura y el arte culinario


  • Firmados por arquitectos o estudios de decoración de prestigio, en estos locales, además de comer bien, se disfruta del interiorismo

Restaurante Enigma (Barcelona, España)

ESPAÑA.- Muchos son los restaurantes en los que se puede degustar de una deliciosa comida pero si además también se puede disfrutar de un entorno diferente y agradable mucho mejor... 
Les pasamos una relación de algunos restaurantes españoles donde la arquitectura y el arte culinario se unen para entregar la mejor experiencia a sus comensales.

1. Enigma (Barcelona), por RCR Arquitectes

La creatividad de Albert Adrià solo puede atrapar a otros genios para crear un escenario sorprendente para su cocina experimental. En 2017 abrió sus puertas, en Barcelona, Enigma. Un restaurante con el sello de un premio Pritzker de arquitectura, el estudio RCR Arquitectes, y la colaboración de P. Llimona.
La obra introduce al comensal en un etéreo marco formado por ampliaciones de unas acuarelas creadas ‘ad hoc’, que han tomado vida sobre una piedra creada por Neolith y sirven de guía cromática para el resto de elementos. La madera rugosa en los techos cierra el círculo de un local inclasificable, con tonalidades que van del verde al gris o el azul.

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2. Gaytán (Madrid), por Javier Aranda y Gabinete Técnico Áurea 

Ya no vale con abrir la cocina al comensal, ahora hay que llevar el propio salón entre los fogones. Esa es la idea que el chef Javier Aranda quiso realizar en su restaurante de Madrid, Gaytán, cuya propuesta gastronómica tiene una estrella Michelin. El espacio resultante fue un lugar diáfano, sin barreras, donde aunque unas columnas de lamas de madera marcan ciertos límites es una gran cocina ovalada la que manda. Al entrar, se dice “¡hola!” al chef y a sus ayudantes con naturalidad, para después hacer un viaje por la Ruta de la Seda, en sus platos y en los detalles. Su exterior con aspecto de cabaña da pistas de en qué lugar va a pasar las dos próximas horas el invitado.

3. Esentia (Cangas del Narcea, Asturias), por Erico Navazo, Luis Galliussi y Pepe Leal 

Tres grandes del interiorismo firman el nuevo Parador de Corias: Erico Navazo, Luis Galliussi y Pepe Leal. Ellos han conseguido dar una vuelta estética a este monasterio declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional. Sus zonas comunes y su restaurante Esentia respiran del estilo neorústico que un lugar así merece. El desayunador con vasijas de barro en el techo es un buen principio para después adentrarse en el restaurante, ubicado en el antiguo refectorio de los monjes. Instalaciones artísticas con visillos en las paredes, unos bancos corridos que rodean el espacio, sillas de madera de color natural, suelos de cerámica y utensilios antiguos para completar la escena. Cenar aquí bien vale una foto en Instagram.

4. Madema Sushita (Madrid), por Cousi Interiorismo 

No es el barrio de Hackney en Londres ni el Soho neoyorquino ni siquiera el Shibuya en Tokio, es el barrio de El Viso de Madrid. Pero si hay algo en común en estas zonas de moda de todas estas ciudades son locales de estética como esta. Madema Sushita importa un concepto que ya triunfa en el mundo: el de un restaurante japonés con librería (o a la inversa). Bajo los estándares de decoración del pabellón de Japón de la Exposición Universal de París de 1867, el restaurante recibe al comensal con una gran estructura en altura rodeada de vegetación que hace las veces de barra y una imponente librería con clásicos de la literatura universal. El color rojo enlaza con el país asiático y con el ‘art nouveau’ oriental que tantas referencias estéticas ha traído un siglo después. Su cubertería y el menaje ha sido creado de manera artesanal.

5. Casa Plata (Sevilla), por Lucas y Hernández Gil 

“Es como un bodegón de Giorgio Morandi, buscamos una visión poetizada de los objetos cotidianos”. Así describen los arquitectos Lucas y Hernández Gil el restaurante Casa Plata. Una casa de comidas en Sevilla en la que, sobre un fondo neutro de color gris plata, el mobiliario parece jugar con las luces como si fuera un cuadro del maestro italiano. Es una atmósfera vaporosa, y los vasos, platos y botellas realzan lo que después va a venir sobre el plato. No es un lugar nostálgico, ni mucho menos, sino muy contemporáneo.

6. Philosofia (Barcelona), por Jaime Beriestain 

No es una pastelería ni un salón de té ni una librería ni un bar de hotel. Lo es todo. Philosofia es uno de los cuatro espacios abiertos al público del Hotel Sofía de Barcelona, que lleva el sello del interiorista Jaime Beriestain. Aquí los libros —más de 4.000 títulos— y los dulces rivalizan, y lo hacen de manera natural. Los suelos son los que marcan la división entre ambas propuestas, la librería en madera de espiga y la zona de la pastelería con mármol bajo los pies. Y al final todo esto convive, y lo hace bien. Se ha cuidado el detalle para que el invitado pase el mayor tiempo posible aquí sentado, con enchufes por doquier y conexiones USB a mano. Un techo laminado, sillas de Carl Hansen, butacas de Gubi y el silencio, que para eso estamos en una biblioteca.

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7. José Carlos García (Málaga)

El restaurante José Carlos García es uno de los restaurantes con estrella Michelin de la Costa del Sol y el único de Málaga capital. Ubicado en el Muelle Uno, en pleno Puerto de Málaga, el chef ofrece una fusión del producto local con la cocina más vanguardista. El local dispone de pocas mesas para disfrutar de una experiencia única, íntima y muy personalizada. Además, la cocina se encierra entre cristales pudiendo disfrutar de la realización de cada plato en directo. Tanto el salón interno, donde destaca su jardín vertical, como la terraza, poseen una decoración elegante y vanguardista.

8. Yakiniku Rikyu (Madrid), por Stone Designs 

Los arquitectos e interioristas de Stone Designs son los responsables de la estética de este restaurante de Madrid. Este estudios de diseño español tiene éxito internacional, especialmente en Asia, aunque también firma proyectos en España, como este Yakiniku Rikyu. El restaurante, con una carta a medio camino entre parrilla japonesa y propuestas coreanas, tiene su inspiración en un jardín del barrio de Ginza, en Tokio (Japón). Madera de roble por doquier, acero, tatamis, cortinas y obras de arte originales conforman uno de los nuevos espacios más sorprendentes en lo estético, y también en lo culinario, de la ciudad. Es puro Japón, en sus reservados, en el ‘chandelier’ flotante que preside el salón principal, en las lámparas inspiradas en las linternas japonesas y hasta en el inodoro (que guarda una sorpresa tecnológica).

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