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Lectores conectados

lunes, 3 de abril de 2017

Neuralink, la nueva empresa de Elon Musk, quiere implantar sensores en el cerebro para que podamos compenetrarnos con máquinas


  • El emprendedor de oro de EE.UU., una de las voces más importantes que alerta sobre los problemas de la inteligencia artificial, quiere desarrollar una forma viable para enlazar nuestros cerebros con máquinas


ESTADOS UNIDOS.- Además de fundar una empresa de coches eléctricos y otra de cohetes reutilizables, Elon Musk ha lanzado una nueva empresa llamada Neuralink, dedicada a enlazar los cerebros humanos con ordenadores. Un tema muy de actualidad con la inminente presentación de ‘Ghost in the Shell’ que se basa precisamente en ese tema.

Neuralink se registró en el estado de California como una empresa de investigación médica en julio de 2016. Según fuentes, la empresa investiga específicamente cómo implantar sensores en el cerebro para que podamos transmitir pensamientos que las máquinas entiendan. Es literalmente cargar o descargar pensamientos a un ordenador, crear una simbiosis entre la máquina y la persona, algo eternamente explorado por la ciencia ficción, pero que Musk quiere hacer realidad.

Los primeros usos de esta tecnología estarían enfocados para tratar trastornos cerebrales. Por ejemplo se podría tratar la epilepsia, depresión o la enfermedad de Parkinson.

No hablamos de una tecnología para poder conectarte con un teléfono y realizar tareas diarias más sencillas. Más bien que tu cerebro pueda tener una capa de inteligencia artificial que nos permita tener mayor control de nuestras funciones.

En un futuro y si esta tecnología logra probarse como efectiva y segura, los implantes conectados a ordenadores podrían usarse en sistemas más cosméticos, para conectarnos literalmente a internet o conseguir una función cognitiva más rápida. Esto nos llevaría a una teoría en la que nuestro cerebro podría procesar y generar información tan rápida como la absorbemos.

Mirando más a futuro, las funciones de una simbiosis entre mente humana y la tecnología, concretamente la robótica, podrían ser casi ilimitadas. Más allá del viejo miedo de que las máquinas tomen el control, nos permitiría que un robot pueda ser controlado por una persona y que acceda a lugares donde nosotros jamás podríamos llegar, como en accidentes nucleares o en la exploración espacial, por citar unos ejemplos.

Facebook también está investigando algo similar mediante su división secreta “Building 8”, pero de una forma no invasiva. Es decir, sin tener que implantar sensores para leer las ondas cerebrales.

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