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sábado, 23 de abril de 2016

Sospechas sobre 2.159 empresas porque todas tienen su 'sede fiscal' en el número 29 de Harley Street en Londres



LONDRES (U.K.).- Las revelaciones de los papeles de Panamá han reforzado la idea de que los paraísos fiscales son también paraísos para las compañías offshore: sociedades que no responden ante nadie ni son técnicamente de nadie, usadas por grandes industriales, traficantes de armas, y estafadores con el único objetivo de forrarse.

Sin embargo, no hace falta irse a minúsculas islas caribeñas para encontrarse con casos flagrantes de opacidad empresarial. Ni imaginarse a ejecutivos con camisas de flores que descienden de jets privados. De hecho, los grandes entramados offshore podrían tener su corazón en el portal de al lado de donde vives. Al menos, si vives en Londres.

Formations House tiene un el objetivo de ofrecer compañías constituidas según los requisitos de la ley para venderlas a personas interesadas en hacer negocios y tener una tapadera en una de las calles más nobles de la capital británica

Ojeando diversos documentos, un reportero de The Guardian cayó en la cuenta que numerosos casos de fraude y estafa compartían un elemento común: el número 29 de Harley Street.

Hasta 1991, esta dirección que aparece en los sumarios de varios juicios por estafa era la residencia del doctor Ronald Raven. El médico había construido una gran reputación a lo largo de los años y había convertido su coqueto y prestigioso hogar en una consulta para las clases pudientes de la ciudad.

Raven jamás hubiera imaginado que su casa, decorada con porcelanas chinas, acabaría siendo la sede fiscal de 2.159 compañías, la mayoría de ellas usadas para cometer delitos.

A la muerte del doctor, la compañía Formations House compró el inmueble. Esta empresa tiene un único objetivo: ofrecer compañías constituidas según los requisitos de la ley británica. Las constituyen y luego venderlas como paquetes completos a personas interesadas en hacer negocios y tener una tapadera en una de las calles más nobles de la capital británica.

Formations House proveía de nombres comerciales, de secretario y de accionista mayoritario a las compañías. Al principio, cuando la ley no lo exigía, establecía como secretarios y accionistas mayoritarios a otras compañías creadas por ellos mismos. De esta manera, jamás se sabía quién operaba en el fondo de la sociedad: todo era un entramado de empresas ficticias que a la vez pertenecían a compañías ficticias.

El Parlamento Británico, acosado por los casos criminales que se habían servido de estas estructuras, cambió la ley y exigió que al menos el secretario o el director de la compañía fuera una persona física.

En 2003, la compañía Sherwin & Noble, consiguió atraer el dinero de dos grandes empresarios norteamericanos que necesitaban inversión para dos grandes proyectos. Sherwin & Noble era una compañía falsa, con domicilio en el 29 de Harley Street

Formations House usó —y usa— a personas físicas reales (sobre las que tampoco se podía comprobar su identidad ni domicilio reales) para cumplir con este requisito. A estas personas les ofrecía un sueldo para usar su nombre. Y así, vendían sus paquetes de compañías legalmente establecidas para que los estafadores hicieran operaciones como estas:

En 2003, la compañía Sherwin & Noble, representada por Sir Richard Benson, consiguió atraer el dinero de dos grandes empresarios norteamericanos que necesitaban crédito para construir dos grandes proyectos.

Sherwin & Noble se vendía como una empresa que manejaba grandes fondos de capital para apoyar este tipo de proyectos. Benson pidió, como en cualquier operación de este tipo, un adelanto a los empresarios para que demostraran su compromiso con la inversión que iban a recibir.

Después de una reunión en un prestigioso club de Las Vegas, los empresarios hicieron las transferencias.

Una investigación privada contratada por uno de los empresarios que veía que su dinero se retrasaba descubrió el pastel: Sherwin & Noble era una sociedad vacía, creada por Formations House y con sede en el 29 de Harley Street. El tal Sir Richard Benson era un actor.

El boom del negocio de la creación de compañías surgió en 2001 en el Reino Unido cuando la inscripción de nuevas sociedades en la Companies House pudo hacerse por vía telemática

Quien estaba detrás de la compañía ficticia usada para cometer fraude era Lal Bathia, condenado posteriormente en Estados Unidos. Esto, sin embargo, fue descubierto más tarde por las autoridades.

El prestigio de la calle londinense sirvió para que los incautos empresarios cayeran en la trampa. Perdieron cientos de miles de dólares en la transferencia de los adelantos. No tenían manera de comprobar la identidad de quién estaba detrás de la empresa. Ni si la empresa tenía beneficios u operaba en la realidad.

El boom del negocio de la creación de compañías tapadera surgió en 2001 en el Reino Unido cuando la inscripción de nuevas sociedades en la Companies House pudo hacerse por vía telemática.

Crear una sociedad en el Reino Unido apenas cuesta 15 libras esterlinas. Y a pesar de los múltiples casos de fraude, las autoridades no pueden hacer nada.

Si un estafador o un evasor fiscal quiere crear un entramado societario no tiene que hacer más que contactar a empresas como Formations House. Aunque pueda resultarnos chocante, todo lo que hacen es perfectamente legal.

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