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domingo, 6 de septiembre de 2015

Afrontar la realidad y ser proactivos debería ser un ejercicio diario en la industria de la TV, según dice Matt Brittin




Hay frases, noticias, advertencias y refranes que retumban en nuestros oídos y hacen que de pronto nos detengamos en seco, respiremos hondo y retomemos el camino con una nueva perspectiva. Precisamente hace unos días leí una de esas incómodas frases y me recordó la importancia de promover un estado de ánimo esencial para poder sobrevivir: la aceptación de la realidad tal cual se presenta en cada momento de la historia.

Matt Brittin, vicepresidente de Google en Reino Unido, alertó a directores y ejecutivos de la TV de no repetir los errores que cometieron los diarios impresos en todo el mundo al intentar “proteger el pasado del futuro”. Es esta frase a la que me refiero en el párrafo anterior.

En el marco del Festival Internacional de Televisión de Edimburgo, el vicepresidente de Google lanzó una dura alerta a la televisión, que en su opinión está repitiendo algunos de los errores cometidos por la prensa años atrás.

Para Brittin, la TV está fallando en adaptarse a las nuevas reglas de juego surgidas de Internet al intentar “proteger el pasado del futuro”, de la misma manera como los periódicos lo hicieron hace tiempo y sobre lo cual hemos comentado en esta columna.

Brittin es un conocedor de la causa de primera mano, ya que previo a sumarse a Google en el 2007 trabajó como ejecutivo en el diario Trinity Mirror y vivió el hundimiento de la industria ante la llegada de Internet. También John Malone, el mayor inversionista de Discovery, admitió que Netflix agarró desprevenidas a sus empresas.

Este error humano derivado de una inercia, un historial exitoso, o simplemente un fuerte apego al statu quo, es el causante de una enormidad de fracasos en las empresas de todas las industrias. En el caso de la TV, creo entender perfectamente la intención de Brittin e identificar cómo a veces los ejecutivos de esta otrora intocable industria están batallando para entender y adaptarse al nuevo panorama digital.

Evadir una realidad o seguir operando una empresa como se hacía anteriormente tiene un costo enorme para las empresas.

Todos los días millones de dólares se tiran a la basura en fondear proyectos sin sentido y dar pasos erráticos para tratar de revertir una tendencia que no frenará, realizar una campaña publicitaria que no tendrá resultados o patrocinar una oferta o promoción que sólo sangrará las utilidades de las empresas, sin hacer un frente valeroso y contundente a la realidad. Un reflejo escalofriante de este fenómeno es la cifra publicada por Leichtman Research Group, que muestra que las 13 cableras más grandes de EU perdieron casi medio millón de suscriptores en el segundo trimestre del 2015.

En la industria de la televisión, los cambios se han dado en todos los aspectos y esto ha generado un reacomodo en las empresas participantes.

Algunos cambios son: en cuanto a los ingresos, la fuente primordial ha dejado de ser la publicidad y está siendo remplazada por suscriptores que están dispuestos a pagar cuotas razonables a cambio de un servicio con el que control su programación. El costo promedio de un servicio como Netflix es hasta 10 veces menor que el de una cablera como Time Warner.

En cuanto a las audiencias, los usuarios han dejado de ser entes pasivos para convertirse en entes participativos y demandantes que coparticipan en la programación y la oferta de entretenimiento.

En cuanto a la tecnología, la industria de la tele está dejando de ser dominada por el cable o los satélites para migrar a Internet.

En cuanto a la estructura, las empresas de la TV están dejando de ser grandes instituciones inflexibles y lentas para dar lugar a empresas ligeras, dinámicas y horizontales.

En cuanto a su organización jurídica, cada día las empresas de TV se rigen menos por contratos de exclusividad con sus actores, obligatoriedad de sus suscriptores y largos compromisos con sus proveedores de contenido y más por leyes de oferta y demanda.

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