México.- Recientemente gigantes como Coca-Cola (Femsa) y Volkswagen anunciaron el cierre de sus instalaciones en Iguala, Guerrero debido al clima de violencia e inseguridad que impera en la zona. Sin embargo, varias cámaras empresariales aseguraron que gasolineras, minas, joyerías, distribuidoras de autos, restaurantes, farmacias y tiendas de abarrotes también se han visto en la necesidad de cerrar sus puertas o desplazarse a regiones menos peligrosas.
Ejemplo de ello es la empresa Yoli de Acapulco (distribuidora de Femsa), que actualmente solo cuenta con un almacén de productos, cuando el año pasado todavía operaba una planta embotelladora. El abandono impactó fuertemente los empleos del lugar.
Cabe recordar que el pasado 20 de mayo, la empresa suspendió actividades en el municipio de Arcelia, fronterizo con el Estado de México, tras el robo y quema de varios camiones distribuidores.
Por otra parte, la Canaco-Servytur dio a conocer que las automotrices Volkswagen y Seat también cerraron sus puertas.
En el propio municipio de Arcelia, la mina Campo Morado detuvo actividades de explotación de oro, plata, cobre, zinc y plomo, informó la propietaria Metalúrgica Nyrstar NV. La empresa ya había anunciado tener pérdidas por 10 millones de dólares por el cierre.
En el caso de la empresa La Cantera, que exportaba 90% de su producción a los Estados Unidos, también huyó de la ciudad, lo que significó la pérdida de alrededor de 100 empleos.
"En el día a día se siguen cerrando cortinas; las empresas están migrando a Puebla, Morelos y Querétaro por la cercanía con el Estado, pero aquí, en la capital, se encuentra una tensa calma en cuanto al ambiente económico. No hay interés por parte del Gobierno del Estado de echar a andar alguna estrategia para reactivar la economía", dijo Jaime Nava, presidente de Coparmex en Chilpancingo en entrevista con el diario local El Sur.
Apenas en el pasado mes de abril, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Rodrigo Alpízar, señaló que en los últimos siete meses, 1,300 empresas han cerrado en Guerrero.
Después de reunirse con los delegados de Chilpancingo y Acapulco y con integrantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), indicó que fue a partir del conflicto social que se vivió en Iguala, por la muerte de seis personas y la desaparición de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, cuando las empresas tuvieron que dejar de producir, debido a la falta del Estado de derecho que imperaba en la entidad.
Sin embargo, empresarios afiliados a la Confederación de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo reviraron la cifra y señalaron que la afectación alcanza a 150,000 empresas.
"Nos estamos ahogando", exclamó el líder de los comerciantes en Iguala, de modo que pedimos no prolongar la agonía de las empresas por seis meses -como lo plantea el gobierno federal-, sino condonar o exentar en al menos 50% los impuestos como el ISR, IVA, Infonavit e IMSS, con el fin de conservar empleos y la actividad de la región.
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