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viernes, 12 de diciembre de 2014
La colombiana "Licores del Valle" toca fondo
Colombia.- Tarde o temprano la Industria de Licores del Valle empezaría a padecer las consecuencias directas de que los últimos gobernadores la entregaran en pago por favores políticos y la llevaran, de paso, a la grave crisis que afronta, como lo reveló El País en el el informe publicado el domingo.
La que fuera considerada la joya de la corona del Departamento, por ser la empresa que más recursos aportaba al presupuesto, hoy tiene comprometidos su futuro y sus arcas porque esos gerentes con visión política no la han sabido administrar, a juzgar por los resultados de las últimas auditorías realizadas por la Contraloría del Valle.
La mitad del Aguardiente Blanco que se toma en el Valle es falso
Quienes saben del manejo empresarial consideraron “absurdo” que una empresa con el tamaño y el peso de la Licorera haya sido sancionada cinco veces en lo que va corrido del año por faltas como el no traslado del IVA, la legalización extemporánea de tornaguías, demoras en el traslado de retefuente, incumplimientos con la Dian y una sanción de la Supersalud por temas laborales. Multas que superan los $66 millones.
Más que pérdidas
El mercado del aguardiente no es lo único que ha perdido la Licorera en los últimos años; además de que retrocedió en posicionamiento y recordación de marca, su prestigio también está cuestionado por el incumplimiento con los proveedores y el no pago de sus deudas.
La Industria no soportó el modelo de administración política y esa época de los recursos boyantes ha quedado atrás. Hoy la Licorera sobrevive de fiados y de créditos que le hace Infivalle y que en este año suman $21.250 millones.
La razón, según el gerente Luis Fernando Martínez, es que “si falla mi único negocio (distribuidor), pues falla todo el sistema. Yo tengo problemas hoy de caja para atender a los proveedores de materia prima y de servicios”.
La politiquería tiene a la Industria de Licores del Valle tocando fondo
Tal como quedó registrado en el informe publicado ayer en este Diario, el consorcio Suprema, distribuidor único de la Licorera, ha tenido retraso en los pagos a la empresa de entre 60 y 150 días. Pero además de que pasan meses sin ver un solo centavo de manos del distribuidor exclusivo, la Industria tampoco hace una gestión efectiva para el cobro de otras carteras y muchas de esas deudas son ya de difícil recaudo.
La Secretaría de Hacienda del Chocó, por mencionar solo un caso, le adeuda a la ILV $1512 millones hace más de tres años por la producción y envase de su aguardiente Platino y, pese a las afugias económicas, la Gerencia de la empresa no ha ejecutado ninguna acción judicial que permita recuperar ese dinero.
Por el contrario, cancelaron abruptamente el contrato con la empresa que producía el holograma y la molécula para evitar la falsificación, y hoy no solo está embargada la licorera por $1500 millones, sino que los intereses causados mientras se resuelve la segunda instancia tienen un costo diario cercano a $1.500.000.
No hay planificación
La improvisación en la Industria de Licores no es la excepción, sino la regla, según las revisiones fiscales adelantadas a la empresa en los dos últimos años, donde se revela que tanto en el 2012 como en el 2013 la ILV cerró con resultado negativo de $33.889 millones y $31.288 millones, respectivamente.
Más grave aún, la empresa no tiene hoy como afrontar cualquier contingencia que se presente. A la fecha cuenta con millonarias demandas que podrían ser falladas en contra y, si eso ocurriera, tendría que declararse en quiebra.
Otro desbalance enorme en las cifras lo representa el pasivo pensional. El 80 % de la nómina de la licorera corresponde a cerca de 500 pensionados y en los últimos años la empresa no le ha girado a ninguno de los dos fondos: ni al de contingencias ni al fondo de pensiones.
Para complicar más el panorama, los empleados tienen una serie de beneficios laborales que no están a tono con la realidad de la empresa. “Las prebendas de los trabajadores de la ILV superan toda lógica; no solo tienen 14 sueldos al año, sino que hay que entregarles anualmente una caja de aguardiente gratis, si cumplen 5, 10 o 15 años hay que darle otro número de botellas y todo eso son valores que se ven reducidos en los ingresos”, aseguró un exgerente de la compañía.
Promoción y publicidad
Para acabar de ahondar la crisis de la empresa, la Industria de Licores no volvió a figurar en los eventos importantes o festividades culturales y sociales que se realizan en los municipios del Valle.
Una auditoría especial a la vigencia del 2013 considera que “la Industria de Licores descuidó la promoción y publicidad y se ha descuidado el posicionamiento de la marca”.
Lea aquí: Fracasó el modelo del distribuidor exclusivo de aguardiente en el Valle
Situación que contrasta con otro fenómeno hallado por la Contraloría Departamental: que mientras en el 2014 la cifra de ventas de botellas de aguardiente caerá considerablemente, los gastos en publicidad y promoción sí se aumentaron más del 35 %. Pero esas actividades promocionales raramente se han visto.
El diputado Arley Ossa, oriundo del norte del Valle, aseguró que ha habido promociones que no llegan a los municipios. “Usted ve en el norte del Valle a Antioqueño y Caldas haciendo promociones y rifas; eso es competitividad y es eso lo que le falta a la licorera”, dice.
“Si la licorera no es viable y el problema es de gerencia y de comercialización, pues deberíamos revisarla porque la verdad es que hoy la ILV ya no es la joya de la corona sino la más decaída y la que menos produce en el departamento; no estamos viendo sino la ollita raspada y creo que llegó la hora de revisar de fondo la empresa”, dijo.
Tampoco tiene la licorera la manera de hacer seguimiento efectivo a contratos, al licor que se entrega de degustación y le adeuda a casi todos los organizadores de eventos culturales y de ferias que se hicieron en 2013.
Choque entre sindicatos
Buena parte de las esperanzas que tenían algunos empleados de salvar la empresa de una crisis como la que enfrenta hoy, estaban cifradas en los dos sindicatos que subsisten en el interior de la licorera. Sin embargo las quejas apuntan a que ambos sindicatos están pensando más en las boletas para conciertos, que en los intereses de la empresa.
De acuerdo con uno de los exdirectivos de la empresa, “lo que están haciendo hoy Sinaltralic, que parece más bien apéndice de la gerencia y muy cercano a Luis Fernando Martínez, y Sintrabecólicas, que es un poco más crítico de la actual administración, dista mucho de lo que es el real sindicalismo. Dos gremios que están enfrentados entre sí y que cada vez generan menos confianza en sus afiliados porque están pasando cosas muy graves y a ellos pareciera no importarles”.
“Mientras tanto, las últimas administraciones han sabido aprovechar las diferencias y la división que hay en la empresa para hacer lo que quieren sin mayor resistencia”, dijo un exsindicalista de la ILV.
Las probables salidas
El gerente de la licorera, Luis Fernando Martínez, aseguró que la empresa empezará su recuperación con el estatuto tributario aprobado esta semana por la Asamblea y que le da herramientas a Rentas para el control y grava licores foráneos con un tributo que irá parcialmente a la ILV.
Aseguró también que está cerca la posibilidad de reabrir la destilería de San Martín, que permitirá reducir costos con la producción de alcohol potable que hoy llega a un alto precio desde Ecuador y que varía mucho por la fluctuación del dólar. Eso le permitiría a la ILV ser distribuidor mayoritario de alcohol potable para todo el país.
También se proyecta la posibilidad de poder maquilar aguardientes para Chocó y Meta “y estoy vendiendo aguardiente a Arauca, volví a vender en San Andrés y estoy a punto de cerrar negocios para vender en Atlántico, Magdalena y Santander”, aseguró el gerente de la ILV.
Aguardiente con escamas
La preocupación de algunos consumidores por la aparición de un aguardiente con escamas en su interior y que se estaba vendiendo en promoción a $18.000 en el norte del Valle dejó en evidencia una situación vergonzosa para la empresa.
El 23 de octubre pasado se realizó un informe de campo para revisar el supuesto licor dañado, pero lo que encontraron fue que el aguardiente sí había sido producido y envasado por la Licorera en el 2011 y “presenta sedimento en el fondo del envase y en el anillo del cuello de la botella”.
La prueba de laboratorio para determinar las causas de la deformación del producto, la cual fue conocida por EL País, concluye que hubo responsabilidad directa de la empresa porque “el agua empleada para su producción no estaba bien purificada”.
Son en total 434.520 botellas y 929.712 canecas, que tienen un valor de $1287 millones y que, según la Contraloría del Valle en una auditoría especial, representan un detrimento patrimonial para la empresa “e incumple lo estipulado en la resolución 2125 de 2007 expedida por el Ministerio de la Protección Social, relacionado con el monitoreo completo de las plantas de producción”.
No obstante, en otro informe la empresa endilga parte de la responsabilidad al distribuidor porque “pese a las recomendaciones realizadas sobre la importancia de realizar una debida rotación al producto”, se encontró en las estanterías y bodegas de los clientes “producto que ya debía haber sido agotado” por que fue producción del 2011 y por ende “se evidencia la falta de rotación del mismo”.
Sin embargo, antes de resolver este litigio, la empresa ya empezó la reposición del aguardiente al distribuidor, según la orden de entrega No. 001-2013, del 24 de mayo del 2013, “sin que dichos productos hayan reingresado y sido analizados por la entidad en temas de calidad”. La licorera asegura que no habrá gran pérdida porque el producto es bueno y bastara con filtrarse.
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