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martes, 25 de octubre de 2016

GL Research se convierete en la primera firma española en entrar en un consorcio internacional de robótica


  • El selecto grupo de ROS Industrial marca los estándares del software de los robots industriales de todo el planeta





ESPAÑA.- Sus profesores de la Universidad  criticaron sin tapujos que Javier García-Lasheras (Buñuel, 4 de mayo de 1982) hubiera elegido como tema de su investigación una tecnología creada en 1984. Aseguraron que estaba obsoleta. Le dijeron que no tenía futuro. Era 2005, y lejos de caer en el desánimo, siguió apostando por FPGA (del inglés Field Programmable Gate Array) que ya despuntaba en Estados Unidos.

La empresa creada, GL Research, dedicada a la investigación y el desarrollo de software y hardware basado en código abierto (la puede utilizar cualquiera sin pagar nada), y con sede en Navarra, provincia del norte de España , ha conseguido este mes de octubre ser la primera compañía española que se ha colocado en el selecto grupo de ROS Industrial. ROS es el acrónimo de Robotic Operations Sistems. A este consorcio internacional pertenecen 42 multinacionales y centros tecnológicos de todos los sectores como Boing, Bosch, BMW, John Deere, Siemens o 3M.

La importancia de pertenecer a este exclusivo club radica en que ellos son quienes diseñan el software estándar que se encuentra ya en un buen número de aparatos como los drones y sobre todo, los robots industriales que ya han empezado a instalar algunas factorías, también en Navarra. Además, en la práctica, ser miembro de este consorcio le acredita como un proveedor altamente cualificado para crear sistemas robóticos. “Tenemos capacidad para hacer propuestas de cambio en el desarrollo de la Industria 4.0”, señala.

Este navarro, que durante años ha trabajado como desarrollador electrónico independiente, diseña y fabrica procesadores de un tamaño inferior al de una uña capaces de realizar diez teraflop de operaciones por segundo. Un teraflop equivale a un millón de millones.

Con aplicaciones en el sector industrial, científico y médico (IMS), dentro del contexto de la cuarta revolución industrial, estos minúsculos chips son capaces de dotar de inteligencia a una máquina. “Estos chips son muy parecidos a nuestro cerebro. Son capaces de procesar información más rápido que ningún otro dispositivo que exista en el mercado como aprender de forma autónoma a partir de los datos que puede recoger de su entorno”, señala Javier García-Lasheras.

Hasta hace no mucho los robots estaban programados para hacer una única tarea. Con esta nueva tecnología, los robots son capaces de detectar un obstáculo y de reaccionar ante un imprevisto.

LA DEMOCRATIZACIÓN DEL 4.0

Javier García Lasheras es un emprendedor hecho a sí mismo y con unas firmes convicciones. En el año 2005, y gracias a la ayuda del entonces aún profesor Alfonso Carlosena, ahora rector de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), acabó de madurar la tecnología FPGA. En 2007, a las puertas de la crisis, intentó crear su propia empresa con la intención de investigar para desarrollar patentes y obtener un alto rendimiento económico. Con sede en Cein (Centro Europeo de Empresas de Innovación) del Gobierno de Navarra, llegó a ganar varios concursos. Pero sin acceso a la financiación, decidió aparcar el proyecto para probar suerte en el sector privado. Hasta 2014.

Entonces, decidió intentar crear de nuevo su empresa pero con un cambio sustancial en su filosofía. En vez de investigar para patentar, y así restringir el conocimiento a quien pagase por él, optó por el código abierto. El código es tecnología libre desarrollada por una comunidad abierta. Todo el mundo con conocimientos de ese lenguaje de programación la puede utilizar. No es necesario pagar ninguna licencia, como ocurre con las patentes, y no se depende de un único proveedor. “La única manera de que la sociedad resultante de la cuarta revolución industrial sea justa para el conjunto de sus miembros, es que se produzca sobre la base de un conocimiento científico y técnico de libre acceso para todos. No sólo de un círculo cerrado de empresas que se dediquen a especular con él para acumular riquezas. Así, la revolución 4.0 llegará hasta las pymes o hasta los centros universitarios”, señala.

En esta ocasión, la financiación no ha sido un obstáculo para crear su propia empresa. En vez de apostar por un modelo basado en inversores, ha optado por socios de investigación y por socios comerciales. En concreto son Intel, dedicado a los procesadores, Xilinx, distribuidor de dispositivos lógicos programables, y Avnet, distribuidor electrónico. Esta empresa cuenta ahora con dos empleados.

Javier García-Lasheras comenzó su proyecto empresarial en solitario. Con una amplia experiencia como desarrollador electrónico independiente, ha conseguido los grandes hitos que se marcó cuando comenzó GL Research.

En primer lugar, Javier García Lasheras participó en uno de los experimentos científicos más complejos desarrollados en toda la historia de la humanidad. El bosón de Higgs. Peter Highs, que después ganaría el premio Nobel de Física por estos experimentos, buscó durante finales de 2011 y 2012 probar un acelerador para encontrar la primera de las partículas del universo que explicaría nuestro origen. Se desarrolló en la Organización Europea para la Investigación nuclear (CERN), con sede en Ginebra, Suiza. La labor del navarro consistió en desarrollar la parte electrónica que se encargó de controlar y monitorizar el experimento.

Las sinergías creadas entre los mayores expertos del planeta en diferentes tecnologías ha permitido conseguir importantes avances en radiotelescopios o interescopios de neutrinos, aparatos capaces de apreciar partículas que no tienen que ver con la luz y que hasta ahora permanecían invisibles para el ojo humano. Esta tecnología tiene su impacto, sobre todo, en el sector médico, en concreto, en la lucha contra el cáncer.

El segundo gran hito que ha logrado, relacionado con el Internet de las cosas (IOT) es ser miembro acreditado por la Linux Fundation, con sede en San Francisco, en Estados Unidos. Esta fundación elabora código abierto para la industria, que será compatible con todos los fabricantes: “Esto significa que no es necesario cambiar el hardware. Bastará con modificar el software”.

Y el tercer gran hito es su incorporación a ROS Industrial. “Tiene aplicaciones en la automoción, en el sector aeroespacial o en el sector de la energía. Un proyecto muy interesante que estamos desarrollando tiene que ver con baldosas de cerámica. Hemos diseñado el software para que una máquina aplique la cerámica y el diseño customizado a la baldosa”.


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