- Esta decisión se ha tomado por no estar garantizado el retorno de la inversión prevista
ESPAÑA.- El grupo francés Etienne Lacroix, que adquirió la empresa española Pirotecnia Zaragozana en enero del 2015 con el propósito de convertirla en el mayor fabricante de fuegos artificiales de España, se ha echado atrás. La compañía anunció que abandona el proyecto de construir una gran fábrica de fuegos artificiales en Belchite, por lo que la firma solo se dedicará al montaje de espectáculos pirotécnicos en España utilizando material de otros fabricantes.
Según explicó el grupo en una nota de prensa, el proyecto se asentaba en unos «clientes específicos demandantes de productos diferenciados y ecológicos» (los que iba a fabricar supuestamente Pirotecnia). Sin embargo, los retrasos que ha ido acumulando el proyecto, marcado sobre todo por la terrible explosión de agosto del 2015, han provocado que esos clientes se hayan decantado «por otras opciones existentes en el mercado», lo que no garantiza «el retorno de la inversión» prevista en Belchite.
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MODERNAS INSTALACIONES
El proyecto que el grupo francés anunció en un gran acto en el hotel Alfonso en septiembre del 2016 preveía duplicar la plantilla, construir una moderna fábrica (finalmente se decantaron por Belchite tras barajar varias localizaciones) y dejar su sede de Garrapinillos como centro logístico. Estas instalaciones ya han sido reconstruidas y funcionan como almacén. Y, lamentablemente, ese seguirá siendo su cometido fundamental, más allá de ser el lugar donde se preparan los espectáculos pirotécnicos.
Lo peor, sin duda, es que la posibilidad de crear empleo se ha esfumado, llevándose por delante la ilusión de una comarca muy necesitada de proyectos empresariales.
Ahora, la clave es saber si la actual carga de trabajo será suficiente para garantizar el futuro laboral de los cerca de 20 trabajadores de Pirotecnia. Este diario intentó sin éxito ponerse en contacto con los actuales directivos de la compañía. En el comunicado, la firma se limita a indicar que Pirotecnia se dedicará al montaje de espectáculos y a la «compraventa de productos de importación con el apoyo de Ruggieri», una filial del grupo francés que no fabrica fuegos artificiales y que se nutre de otras compañías.
En un principio, esta actividad garantiza la viabilidad futura de Pirotecnia Zaragozana, aunque la posibilidad de seguir creciendo se trunca por completo. Así, la firma aragonesa deberá sobrevivir como lo ha hecho el último año: ofreciendo sus espectáculos en España y comprando el material en China o nutriéndose de Ruggieri. Hay que recordar que antes de la explosión, Pirotecnia exportaba sus fuegos artificiales a varios países, sobre todo a Francia y Canadá.
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La intención del grupo francés al comprar la empresa aragonesa era sumar a esos clientes tradicionales unos nuevos que demandan productos más exclusivos (diferenciados y sin residuos químicos). Ahora el proyecto se ha quedado por el camino.
Cuando ocurrió el accidente, Etienne Lacroix ya se planteó tres escenarios posibles: cerrar definitivamente la planta, dejarla como un centro de almacenamiento o retomar la actividad industrial con un plan más potente. Finalmente, el grupo francés, que emplea a más de 600 personas y factura unos 100 millones de euros, ha optado por la opción intermedia.
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