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jueves, 7 de julio de 2016

Matthias Müller, presidente de Volkswagen, dice que la compañía quebrará si se ve obligada a indemnizar a los clientes europeos




EUROPA.- El presidente de Volkswagen, Matthias Müller, ha alertado de las dramáticas consecuencias que tendría para el fabricante de automóviles alemán la posibilidad de verse obligado a indemnizar a los clientes europeos de la marca afectados por el dieselgate en los mismos términos que va a compensar a los usuarios estadounidenses.

Volkswagen ha reservado hasta ahora 16.200 millones de euros para solucionar la crisis y sigue teniendo unas finanzas sólidas, indicó el sucesor de Martin Winterkorn, que se vio obligado a dimitir tras el escándalo de la manipulación de los motores diésel de unos 11 millones de autos en todo el mundo, de ellos unos 8,5 millones en Europa. «Sin embargo, no hay que ser un matemático para saber que un pago de indemnizaciones similar al de Estados Unidos desbordaría a Volkswagen», explicó el ejecutivo en declaraciones a la revista Welt am Sonntag.

La mayor compañía de automoción de Europa llegó a un acuerdo la pasada semana en Estados Unidos con las autoridades del país y los demandantes. Este pacto implica que el escándalo de la manipulación de las emisiones de los motores diésel del grupo tendrá un coste de hasta 15.000 millones de euros. El plan pasa por recomprar los vehículos, indemnizaciones y multas. Los clientes de VW en Estados Unidos recibirán al menos 5.100 dólares (4.600 euros) en concepto de indemnización. Asimismo, los dueños de los vehículos podrán decidir si prefieren que VW les recompre el coche o que lo arregle. En Estados Unidos existen cerca de 500.000 automóviles afectados por la manipulación.

El escándalo sumió a Volkswagen en una grave crisis, una de las más importantes de su historia, hundiendo sus cuentas. La multinacional alemana cerró el 2015 con las mayores pérdidas de su vida: 1.582 millones de euros.

Müller rechaza de plano la posibilidad de indemnizar a los clientes europeos. Su argumento, que en Estados Unidos los límites de emisiones son notablemente más estrictos, lo que complica modificar los coches para que cumplan con ellos.

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