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lunes, 6 de junio de 2016

La japonesa Sharp ahora es la taiwanesa Sharp tras la operación de acciones con Hon Hai Precision Industry




TAIWAN.- El gran fabricante de aparatos eléctricos japonés Sharp firmó el día 2 de abril un contrato por el que la mayoría de sus acciones quedan en poder de la taiwanesa Hon Hai Precision Industry. De esta forma, la gigante taiwanesa ponía en marcha su operación de adquisición de Sharp. Entre las estrategias que se habían estudiado para rescatar a la financieramente atribulada Sharp, el fondo público-privado Corporación Red de Innovación de Japón, respaldado por el Ministerio de Economía, Comercio e Industria, había presentado un plan de ayuda que suponía una reestructuración de todo el sector. Sin embargo, Sharp ha elegido finalmente afrontar su saneamiento acogiéndose a este acuerdo con Hon Hai.

La forma en que se ha zanjado el caso de Sharp ha creado una gran expectación. Por una parte, se trata de la primera fabricante de renombre con una importante trayectoria en el sector de la electrónica japonesa en ser absorbida por el capital extranjero. Por la otra, se ha visto cómo una empresa privada ha rechazado el paraguas de la ayuda oficial que le ofrecía la Corporación Red de Innovación de Japón, quedando la operación de rescate dentro de los límites dictados por el sentido común: una empresa privada debe asumir todos los riesgos derivados de rescatar a otra.

Pero este caso expone, al mismo tiempo, la decadencia de un sector, el de la electrónica, que en otro tiempo tiró del conjunto de la economía del país. También se ha visto con preocupación que se produjera una fuga de tecnología al extranjero, ya que Sharp fue durante cierta época líder mundial en cristal líquido.

Pero en nuestra era de economía globalizada es cada vez más importante para las empresas juzgar y decidir partiendo de un concepto de eficacia económica basada en los principios del mercado. Los países también están expuestos a la competencia económica global. No se puede esperar un desarrollo a largo plazo si no se anima a las empresas de otros países a invertir. Atraer la inversión extranjera es uno de los pilares de la estrategia de crecimiento del Gobierno del primer ministro japonés, Abe Shinzō, y la forma en que Sharp ha aceptado ser absorbida por Hon Hai viene a recalcar el hecho de que las puertas de Japón están abiertas.
Los 388.800 millones de yenes que Hon Hai inyecta en Sharp son un dato positivo en las cuentas del país, tomadas en su conjunto. Esos otros 300.000 millones de que planeaba invertir en Sharp la Corporación Red de Innovación de Japón podrán dirigirse ahora hacia otras inversiones estratégicas. En cuanto al tema de la posible fuga de tecnologías al exterior, sustancialmente no representa ningún problema.

Muchas empresas surcoreanas y taiwanesas ya han sobrepasado a Sharp en la producción de paneles de cristal líquido para uso en grandes pantallas de televisión. La surcoreana Samsung y otras firmas llevan el liderazgo en paneles de diodo orgánico de emisión de luz de próxima generación. Anteriormente, Sharp siguió una política de impedir la difusión de su tecnología, pero fue en vano. En una economía abierta, es inútil tratar de detener el flujo tecnológico producido por la aplicación de los principios del mercado.

No obstante, si la Corporación Red de Innovación de Japón y Hon Hai han pugnado por ser quien prestase ayuda a Sharp, ha sido porque ambos estaban atraídos por la tecnología de la firma. Pese a lo atribulado de sus finanzas, la marca Sharp, sinónimo de alta tecnología cultivada en el desarrollo de productos originales, conserva en buena medida su brillo. Que sea posible o no dar continuidad a esta historia depende de la capacidad de gestión empresarial.

Entre las principales causas de que Sharp haya salido a la venta está la falta de administradores adecuados. En un rescate mediante adquisición o absorción, no solo es significativo el impulso financiero que supone una inyección de capital, también lo es el relevo en los cuadros directivos. Se prevé que el actual presidente de Sharp, Takahashi Kōzō, deje su cargo con ocasión de la Junta General de Accionistas que se celebrará a finales de junio, en la que se aprobarán oficialmente la ampliación de capital mediante la concesión de derechos de suscripción a terceros (Hon Hai), y la renovación del Consejo de Administración. En todo caso, deje o no deje su cargo, quien tomará las decisiones en adelante será Terry Gou, presidente de Hon Hai.

Solo cuando bajo el liderazgo de un administrador sagaz y decidido, podrá Sharp cambiar su manera de hacer empresa y poner proa hacia su regeneración. Terry Gou, nombre “internacional” de Guo Tai-ming, es el fundador de la mayor EMS (siglas inglesas de Electronics Manufacturing Service) del mundo, con una facturación de 15 billones de yenes y cerca de un millón de empleados. Se le conoce como un empresario carismático y rápido a la hora de decidir y de actuar. El pasado 2 de abril, en una aparición conjunta ante los medios, Takahashi comentó que durante las negociaciones y discusiones entabladas con Hon Hai, había notado en la contraparte una rapidez y una energía asombrosas. Y la máxima expresión de esas virtudes es Terry Gou, que durante todo el proceso de negociación llevado a cabo ha demostrado más que suficientemente su genial habilidad.

Los bancos han sido quienes, operando desde la sombra, han aceptado la propuesta de Hon Hai y marcado el rumbo de las negociaciones para la absorción de Sharp. El destino de la firma japonesa estaba completamente en manos de los bancos, únicos que podían financiarla puesto que Sharp era incapaz de captar fondos en el mercado de capitales. Gou se dio cuenta perfectamente de que la decisión final correspondía a los bancos y desde principios de año negoció directamente con los dos bancos más implicados en Sharp –Mizuho y Tokyo-Mitsubishi UFJ– para obtener su visto bueno a la absorción.
Takahashi ha luchado duramente por mantener Sharp a flote, pero lo cierto es que la firma estaba dominada por los bancos. Eso sí, se trata de una forma de dominio propia del siglo XXI, en la que los bancos ya no se encargan de nombrar a los máximos responsables ni reconstruyen las finanzas de las empresas dominadas mediante su apoyo, como se hacía en el siglo pasado. Hoy en día, por razones de gestión de riesgos, los bancos no se comprometen tanto ni intervienen de forma tan visible.

Los bancos tienen dos representantes en el Consejo de Administración de Sharp, que fueron enviados por el Tokyo-Mitsubishi UFJ y por Mizuho en 2013 y 2014 respectivamente. Su función es monitorizar la actuación de Takahashi y su equipo, pero en ningún caso llevar las riendas de la empresa.

Sharp sufrió una nueva y grave recaída en sus resultados en la segunda mitad de 2014, y en el balance no consolidado presentado en marzo de 2015, al final del ejercicio, puso de manifiesto su insolvencia. De continuar por la misma senda, sus finanzas entrarían en un callejón sin salida. Los dos bancos más implicados, además de seguir financiando a Sharp, transformaron en acciones preferenciales una deuda a su favor de 200.000 millones de yenes. Igualmente, el fondo para reflote de empresas Japan Industrial Solutions (JIS), al que contribuyen ambos bancos, compró acciones preferenciales de Sharp por 25.000 millones de yenes. Los presidentes honorario y ejecutivo de JIS pasaron a formar parte del Consejo de Administración de Sharp como directores externos o independientes para supervisar su funcionamiento.
La prioridad de todo banco es, lógicamente, asegurarse el cobro de lo que se le adeuda. Los bancos hicieron que el equipo directivo de Sharp trazara una nuevo plan empresarial a medio plazo desde el año fiscal 2015 y se concentrase en reconstruir sus finanzas, pero la tendencia negativa de la división de pantallas de cristal líquido no ha podido ser corregida. La situación es crítica y sobre la empresa se cierne la amenaza de que una quiebra sea declarada judicialmente. Esto es algo que los bancos quieren evitar, porque supondría tener que renunciar a una parte o a la totalidad de lo adeudado.

En vista de lo difícil que resultaba para Sharp ponerse en pie por sus propios medios, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria puso en marcha, mediante la Corporación Red de Innovación de Japón, un plan para rescatar Sharp dentro de otro plan más amplio de reconversión de la industria japonesa de los paneles de cristal líquido. La idea de la corporación era salvar la división de cristal líquido de Sharp, independizándola, e integrarla en Japan Display Inc. (JDI), una iniciativa creada en 2012 en la que convergen las divisiones de pantallas de cristal líquido de pequeño y mediano tamaño de Sony, Toshiba y Hitachi. La intención última era crear un frente japonés unido en este sector industrial para conseguir la máxima competitividad internacional. Adicionalmente, se preveía que la división de electrodomésticos de línea blanca de Sharp se uniera con la de Toshiba. Pero para los bancos, cuya prioridad es recuperar el dinero prestado, no era una propuesta fácil de aceptar.

A cambio de inyectar 300.000 millones de yenes en Sharp, la corporación esperaba que los dos bancos citados cancelasen acciones preferenciales por 200.000 millones e hicieran una permuta de deuda por acciones por valor de 150.000 millones. Esto equivalía a una ayuda total de 350.000 millones de yenes. Fue entonces cuando Gou presentó su plan, que no exigía ningún sacrificio de los bancos.

Un primer acuerdo de ayuda, por el que Hon Hai se comprometía a recapitalizar Sharp en un momento de deterioro de sus resultados empresariales, se dio en 2012. Pero, alegando como razón el repentino hundimiento de las acciones de Sharp, Hon Hai no llevó a cabo lo establecido en el contrato, optando, como vía intermedia, por inyectar dinero en la planta de cristal líquido de Sakai (Osaka), a través de una empresa de inversión de Gou, que pasó a operar la planta conjuntamente con Sharp.

Gou ha demostrado, de todos modos, una gran perseverancia en su designio de integrar a Sharp en su grupo empresarial. Para no desaprovechar la segunda oportunidad que se le presentó, propuso un plan de rescate que incluía una aportación de capital que superaba ampliamente a la que había sido propuesta por la Corporación Red de Innovación de Japón y peregrinó por los despachos del ministerio competente y otros órganos explicando su plan. Sus esfuerzos fructificaron y el 25 de febrero el Consejo de Administración de Sharp dio su visto bueno a la operación.

Surgió entonces un nuevo problema, cuando Hon Hai anunció súbitamente que posponía la firma del acuerdo hasta que examinara exhaustivamente un listado de pasivos contingentes elaborado el día anterior por 350.000 millones de yenes, una cuantía que amenazaba con engrosar las deudas de la compañía. Fue esa posibilidad lo que inclinó a Hon Hai a renegociar su oferta para que se le permitiera modificar las condiciones.

Finalmente el capital aportado por Hon Hai a Sharp fue de 388.800 millones de yenes, 100.000 millones menos de los inicialmente pactado. El 2 de abril se firmó el acuerdo definitivo, que incluía algunas nuevas condiciones, entre ellas una según la cual Hon Hai tendría derecho a hacerse con el negocio del cristal líquido de Sharp si la ampliación de capital mediante la concesión de derechos de suscripción a terceros no se llevaba a efecto.

La impresión que uno se lleva es la de que Sharp y los bancos han sido manejados a su antojo por Hon Hai, pero lo cierto es que, una vez retirado el plan de la Corporación Red de Innovación de Japón, no disponían de ninguna otra opción. Al comprar Sharp, Hon Hai también asume un riesgo. En la rueda de prensa convocada después de la firma, Gou dijo que el mapa de ruta para reflotar Sharp estaba en su cabeza, pero que prefería no entrar en detalles por el momento. No se hizo público, pues, qué cambios sufrirá Sharp. En cuanto a la diferencia de culturas empresariales entre Sharp y Hon Hai, Gou tuvo la delicadeza de decir, en presencia de Takahashi, que no se trataba de una adquisición sino de una inversión, de una propuesta de aportación de capital, y que en adelante ambos grupos conservarían su independencia.

Entre el capital que Sharp recibe de Hon Hai, 200.000 millones se dedicarán a desarrollar la tecnología que permita hacer de los diodos orgánicos de emisión de luz un negocio para la empresa. Gou valora altamente la tecnología IGZO de Sharp, que permite fabricar paneles de cristal líquido de alta definición y bajo consumo energético, y previsiblemente el negocio de las pantallas seguirá ocupando un lugar central en las actividades de la empresa. Pero no le resultará fácil recuperar la ventaja que le ha tomado en este campo la surcoreana Samsung. Hon Hai realiza la mayor parte de sus negocios desde la China continental y, con el cambio de ciclo que experimenta la economía china y las subidas salariales no puede decirse que su situación sea demasiado estable. Para Sharp, entrar bajo el paraguas de Hon Hai no equivale a asegurar completamente su regeneración. Ahora, todo está en manos de la pericia de Gou, que es quien ha asumido el riesgo.

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