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martes, 3 de mayo de 2016

Los empresarios de EE.UU. se quejan de la lentitud cubana para examinar los proyectos


ESTADOS UNIDOS.- Una compañía de Tampa que negocia para abrir un almacén en las afueras de La Habana para ofrecer alimentos, vinos y otros productos al sector turístico de la Isla espera que a final de cuentas le den luz verde, pero funcionarios cubanos han dejado en claro que el Gobierno tendrá participación en la empresa y que la aprobación podría demorar algún tiempo, reporta le diario miamense El Nuevo Herald.

"Parece ser un proceso extremadamente lento", dijo Tim Hunt, abogado de Florida Produce, la empresa de Tampa. La compañía presentó en octubre a las autoridades cubanas sus planes para un centro de distribución mayorista, que vendería productos estadounidenses.

Hunt dijo que es optimista de que la firma reciba un borrador de los términos de manos del Gobierno cubano para finales de este mes.

"Nuestra idea es dar a las compañías, restaurantes y hoteles cubano una oportunidad de comprar lo que necesiten. Creemos que es una idea atractiva", afirmó el agobado.

Desde que los gobiernos de Cuba y Estados Unidos anunciaron el comienzo del proceso de normalización de relaciones, ha habido un gran interés de compañías estadounidenses por entrar en el mercado cubano, pero muchas encuentran que navegar las leyes, normas, prioridades y numerosas entidades oficiales cubanas para conseguir la aprobación puede resultar complicado.

Conseguir la autorización de Estados Unidos para un proyecto que es una excepción al embargo o cae dentro de las nuevas normas sobre el comercio con Cuba que el Gobierno del presidente Barack Obama ha emitido desde que comenzó el acercamiento es solo el comienzo de lo que puede ser un largo y tortuoso camino.

John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, dijo que el proceso también ha sido lento para siete compañías de Nueva York cuyos directivos acompañaron al gobernador Andrew Cuomo en un viaje a Cuba en abril de 2015. Cuatro de las empresas —Cayuga Milk Ingredients, Chobani Greek Yogurt, Pfizer y Regeneron— no han reportado exportaciones a Cuba en los 12 meses transcurridos, dijo Kavulich.

La Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos autorizó hace un año el uso en Cuba de tarjetas de crédito emitidas por instituciones estadounidenses, pero MasterCard, que también participó en el viaje de Cuomo, dijo que cada banco decide si permite a sus tarjetahabientes usar sus tarjetas en la Isla. Infor, otra compañía que participó en el viaje, no ha ofrecido información sobre el avance de sus gestiones, y JetBlue espera una decisión del Departamento de Transporte federal sobre su solicitud para ofrecer servicio comercial a la Isla.

Según El Nuevo Herald, la mayoría de las empresas que han tenido algún éxito hasta el momento son de los sectores turístico y telecomunicaciones, prioridades para el Gobierno cubano.

La víspera de la visita del presidente Obama a La Habana en marzo, Starwood Hotels & Resorts anunció que había formado acuerdos para operar el icónico Hotel Inglaterra y el Hotel Quinta Avenida, con socios estatales cubanos. También ha firmado una carta de intención para convertir el Hotel Santa Isabel, en La Habana, en una de sus propiedades del nivel The Luxury Collection.

Después de las renovaciones, los hoteles reabrirán bajo el nombre de esas marcas, la primera vez que ello ocurre en Cuba en más de cinco décadas. Starwood ha indicado que su Four Points by Sheraton Quinta Avenida abrirá el 30 de mayo, y el Inglaterra el 1 de julio, pero todavía no se pueden hacer reservaciones en ninguno de los dos hoteles.

Richard Feinberg, profesor de Economía Política Internacional en la Universidad de California en San Diego, y experto en asuntos latinoamericanos de la Brookings Institution, considera que el Gobierno cubano es un socio reacio de las compañías estadounidenses.

"Yo opino que el Gobierno cubano se está autoaplicando un embargo. Estados Unidos ha abierto un hueco significativo en el embargo, pero los cubanos dicen en lo fundamental: 'No, esperemos que levanten todo el embargo'", explicó Feinberg.

"Ha habido algún avance en las relaciones de negocios", agregó, "pero todavía falta mucho para establecer una relación comercial normal".

Feinberg consideró que el Gobierno cubano también "necesita repensar su preferencia por hacer negocios solo con grupos muy grandes. Eso está equivocado".

Por su parte, Kavulich no es muy optimista sobre el pronóstico de nuevos acuerdos comerciales, especialmente con el naciente sector privado cubano, tras analizar las discusiones en el recién concluido Congreso del Partido Comunista de Cuba.

"Los que pertenecen a esa nueva clase media, y sus familiares en el extranjero, deben estar preparados para caminar, no correr, en la implementación de cambios en las estructuras comercial, económica y política en Cuba", dijo.

"Para las compañías estadounidenses, seguirá habiendo oportunidades limitadas para vender productos y servicios que le generan ingresos a la República de Cuba, especialmente en lo relacionado con el turismo", dijo. "Sin embargo, la importación de productos y servicios que requiera gastos —e impulse el desarrollo de una clase media— será marginal", señaló.

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