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lunes, 18 de abril de 2016

A pesar de todo, España va bien para el inversor extranjero



ESPAÑA.- La economía española, con Gobierno interino, evoluciona casi mejor que si tuviera un Ejecutivo en plenas funciones, y pese a que la incertidumbre política puede estar conteniendo algunas operaciones, según sospechan no pocos expertos, las perspectivas de crecimiento en nuestro país siguen valorándose positivamente por parte de los inversores extranjeros que llevan décadas confiando en nuestro mercado.

Esa confianza es realmente importante, ya que los no residentes son los principales dueños de la Bolsa española, una titularidad que lleva años aumentando sin parar. Así, en paralelo a la internacionalización de la empresa española, su capital ha ido incluyendo más y más inversión extranjera.

De hecho, la evolución ha sido espectacular en apenas 15 años, pasando de ser propietarios del 35% del valor de las acciones en 2000, al 44,1% de mediados de 2015 (dato provisional). La participación de extranjeros en la actividad negociadora, por su parte, se mantiene cercana al 85%, según cálculos de BME. Un porcentaje que baja al 75%, de acuerdo con la Dirección General de Política Comercial, debido al diferente criterio aplicado a la hora de identificar al inversor como no residente.

Entre los atractivos de nuestra Bolsa están la remuneración al accionista (la rentabilidad por dividendo ronda el 4,5%), la liquidez de nuestras cotizadas y que el mercado español proporciona una exposición indirecta a Latinoamérica, algo que ha beneficiado mucho a las cotizadas en los tiempos de bonanza y que ahora puede estar repercutiéndoles negativamente.

La irregular situación actual del mercado de tipos de interés en todo el mundo, más la inestabilidad geopolítica, la reducción del precio del petróleo y el empeoramiento de las economías emergentes y de China parecen haber supuesto un retraimiento de la inversión internacional en acciones, especialmente desde agosto del año pasado, una tendencia de la que no es ajena España.

En este sentido, el subdirector del servicio de estudios de BME, Javier Garrido, observa que dado que nuestro país “centró gran parte del foco internacional de la inversión en acciones durante 2014 y el primer semestre de 2015, puede que esta atonía o inversión más selectiva de los capitales internacionales provoque efectos algo más llamativos”.

No obstante, el experto de BME cree que una vez que se conozcan los datos de los últimos trimestres, los inversores extranjeros continuarán como máximos propietarios de acciones de empresas españolas cotizadas, “con un porcentaje que, a buen seguro, no será inferior al 40%-45%”.

Según el análisis de Luis Sancho, codirector de M&A EMEA de BNP Paribas, “la evolución de los precios del petróleo ha generado una nueva distribución de riqueza entre regiones del mundo. Inversores institucionales con recursos provenientes de países productores de petróleo, por ejemplo, han tenido que replantear sus estrategias de inversión haciendo liquidez, y eso ha podido tener cierto impacto. Como contrapartida, los inversores de países consumidores de petróleo disponen ahora de mayores recursos para invertir”.

Ante este panorama, entre los inversores que son observados con lupa por los analistas están los mayores accionistas institucionales, especialmente el más importante, el fondo de pensiones de Noruega. En los últimos meses, este ha recortado ligeramente algunas de sus posiciones en empresas del Ibex de la talla de Santander, Telefónica o BBVA.

Sin embargo, “las estrategias de inversión varían mucho entre inversores, y puede haber alguna de tipo oportunista. Pero, en general, el inversor institucional actúa pensando en plazos medios o largos, donde las rentabilidades son más consistentes”, asegura Luis Sancho.

De opinión parecida es Rafael Roldán, socio director del área de transacciones de EY, quien cree que “siempre hay momentos y sectores más oportunistas que atraen más inversión en un momento dado, como puede suceder de una manera más habitual en el sector del real estate. Aun así, y pese a que en función del ciclo económico el perfil de inversor extranjero puede variar, en general siempre hemos sido un destino atractivo para la inversión extranjera con vocación de permanencia”.

De hecho, indica Roldán, “cuando los mercados pasan por un periodo de mayor volatilidad, es lógico que se registren más operaciones de salida y entrada, pero no solo en España, sino en todas las Bolsas del mundo. Pese a ello, el 44% de la capitalización bursátil española está en manos de extranjeros, encabezados por inversores institucionales de EE UU, seguidos por los británicos y los franceses”.

Una tendencia que, según el experto, ha ido al alza y “la perspectiva es que continúen tomando posiciones en nuestro mercado, por lo que, al menos de momento, pensamos que no veremos grandes flujos de salida, más bien al contrario”.

A corto plazo, “los inversores extranjeros pueden sufrir la tentación de retrasar algunas inversiones en nuestro país, si consideran que el marco político no es el adecuado o puede sufrir variaciones grandes. Esto ya lo hemos podido ver en algunas inversiones inmobiliarias que se han cancelado o están pendientes de resolución”, observa Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios de SelfBank.

Según el Informe 2015. Posición internacional de la empresa cotizada española, elaborado por BME y Telefónica, la participación de extranjeros en cotizadas ha crecido casi 14 puntos en algo más de 20 años. Por el contrario, la presencia de los inversores extranjeros en las compañías españolas no cotizadas era del 23% de su capital en 1995 y hoy sigue igual.

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