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martes, 2 de febrero de 2016

El gigante maderero español Finsa apuesta por la expansión exterior para superar cinco años de parálisis



ESPAÑA .- Tan opaca como grande, Finsa, la mayor empresa maderera española, cerrará el ejercicio 2015 con unas ventas por encima de los 779 millones que consiguió en 2014 y una plantilla de más de 3.000 personas. Las dificultades financieras que atravesó la firma familiar gallega, muy vinculada al ciclo del sector constructor, han dado paso a cierto optimismo, aunque el grupo tenga como política general no comunicar ningún dato económico —ni estado de ánimo—, de su actividad.

Su director, José Carballo, solo se ha sincerado en un foro público una vez: en 2013, en un encuentro empresarial, se desnudó emocionalmente ante un asombrado auditorio reconociendo los errores internos que les llevaron a despedir a 500 empleados, a ejecutar un ERE temporal para otros 1.350 y a cerrar cuatro fábricas. "Hemos tenido éxito con nuestro modelo, pero los éxitos traen también errores y a nosotros nos llevó a peor", admitió Carballo. "Hemos perdido entre el 50% y el 60% del mercado. Hemos amputado ramas de actividad y cerrado líneas industriales. Pero lo peor fue cuando hubo que mirar a la cara de muchos compañeros y decirles que no había trabajo". Terminó su intervención hablando de que la guerra había terminado. "Ha sido muy cruenta. Y ahora viene la posguerra. Pero seguimos vivos", dijo.

Largo Recorrido

Efectivamente, la guerra había sido dura. En 2012 Finsa pasó a facturar por debajo de los 800 millones y entró en pérdidas. Cuatro años antes sus ventas consolidadas habían ascendido a 960 millones. Llegaron a reconocer que habían perdido el contacto con sus clientes, lo que precipitó otras consecuencias. Centralizaron todas las decisiones y sacaron a la venta líneas de producto sin probarlas previamente, sin saber si iban a tener la mínima posibilidad de funcionar. La reacción les llevó a cometer más tropiezos, como incrementar los controles internos "para tenerlo todo atado". Eso les hizo ser más lentos en la toma de decisiones y a burocratizar el proceso productivo en exceso. La exportación tampoco les ayudó: estaban acostumbrados a que el mercado nacional funcionase bien y entendían las ventas fuera como algo complementario en donde volcaban sus excedentes.

Tras la travesía en el desierto, parece que las cosas han vuelto a la calma. A su sede central en Santiago de Compostela (España) suman 11 fábricas, algunas fuera de España (como las de Nelas, Matosinhos o Nazaré en Portugal y las francesas de Morceaux y Carbon-Blanc).

La sociedad, fundada en 1931 como un pequeño aserradero familiar, ha ampliado la ya de por sí enorme variedad de productos derivados de la madera que fabrica, aunque el grueso de su facturación sigue estando en los tableros para suelos. En los últimos tiempos se ha centrado en ampliar su presencia internacional, con delegaciones propias en nueve países y clientes en 60, y aumentar su capacidad de producción, en especial en tableros de aglomerado, chapa de madera o molduras. Para ello ha invertido 27,2 millones de euros (2014) y ha impulsado, tras cinco años de parálisis, algunas operaciones.

A principios de 2015 compraron el 5,2 % de Proteak Uno, la mayor empresa forestal de México y una de las más importantes de Latinoamérica, con 18.000 hectáreas de plantaciones en ese país, Costa Rica y Colombia. Hacía siete años de su último movimiento, la toma de una participación en las empresas HM Plywood y Eastern Cape Veneers, ambas en Sudáfrica.

Camiones icónicos

En los mercados exteriores los esfuerzos se centraron en conseguir mejorar la rentabilidad, aun cuando esta política les haya llevado a perder volumen de ventas en algunos destinos. Sus mayores clientes están ahora en países de Europa (Francia, Italia, Reino Unido, Polonia, entre otros). 450 camiones rotulados con el logotipo blanco de la marca sobre fondo rojo recorren cada día las carreteras del continente.

Imposible no ver alguno en la autovía A-6, que une la capital gallega con Madrid. "En el mercado ibérico esperamos buena actividad, aunque con una mayor presión en precios y volúmenes por parte de las empresas del sector", aseguraba la empresa en su memoria económica sobre el año que ha terminado. Sus pronósticos se cumplieron, según confirman fuentes cercanas, gracias también a un ligero crecimiento de los precios.

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